Parte 1: Máquinas sin Sentidos

“¿Es esto una herramienta que hemos creado o una criatura que hemos creado?”

  • Sam Altman, CEO de OpenAI

A pesar de la disminución de las tasas de natalidad, la civilización crecerá dos órdenes de magnitud este siglo y superará los 100 mil millones de habitantes pensantes, creativos y productivos en las próximas dos décadas.

Decenas de miles de millones de computadoras, coches, robots y tostadoras conectados trabajarán juntos para construir y mantener el edificio que es la civilización, asignando y moviendo recursos de manera inteligente hacia donde se necesiten.

No necesitamos creer en la IA general o en la sensibilidad de las máquinas para reconocer que la fuerza laboral de nuestra civilización está al borde de un crecimiento verdaderamente radical. Para bien o para mal, la producción de energía de la civilización será multiplicada, consumida y dirigida por máquinas inteligentes a un ritmo cada vez mayor.

En 2014, Naval Ravikant predijo sabiamente que necesitaríamos un quinto protocolo, más allá de los cuatro protocolos fundamentales que componen el internet tal como lo conocemos hoy, para gestionar programáticamente la distribución de energía y recursos entre las máquinas.

1) Capa de Red: Las conexiones físicas de hardware a través de tecnologías como Ethernet y Wi-Fi que permiten a los dispositivos enviar y recibir datos a través de una red.

2) Capa de Internet: Encargada de enrutar los paquetes de datos hacia su destino a través de múltiples redes interconectadas.

3) Capa de Transporte: Asegura la entrega fiable y ordenada de los paquetes de datos, gestionando el control de flujo, el control de errores y la segmentación de datos.

4) Capa de Aplicación: Protocolos como HTTP, SMTP y FTP que permiten a las aplicaciones interactuar con Internet.

El quinto protocolo permitiría que las máquinas intercambiaran algo con valor entre sí a la velocidad del pensamiento de las máquinas. Los agentes automáticos que deseen negociar y asignar el uso de recursos escasos necesitan un protocolo universal para expresar, almacenar y transferir valor entre ellos.

Al imaginar nuestras ciudades llenas de coches y robots autónomos y coordinados, Naval los visualizó negociando para la incorporación a carriles y adelantamientos en algún tipo de canal de comunicación. Después de todo, la carretera es un recurso escaso, al igual que el tiempo, y los agentes humanos o máquinas que utilizan el coche o el robot tienen diferentes preferencias económicas.

Alguna forma de representación programable de valor que pueda moverse a la velocidad de las máquinas y transaccionar en fracciones de céntimos y en fracciones de segundo parece ser una condición necesaria para las ciudades inteligentes del futuro. En ese momento, Naval pensó que la criptomoneda representaba un candidato potencial para la quinta capa.

5) Capa de Comercio: Un medio para expresar, almacenar y transferir valor y propiedad entre máquinas.

Pero Naval pasó por alto la necesidad de otro protocolo aún más importante para las máquinas. ¿Cómo podrían estas máquinas razonar sobre la carretera y el mundo en general sin una comprensión y sentido compartido de nuestro espacio físico? Las máquinas que solo consumen el contenido del internet no pueden razonar sobre el mundo físico.

Hoy en día, nuestros dispositivos digitales carecen de un sentido crítico que los humanos damos por sentado. La encarnación definitiva de la inteligencia artificial requerirá un sentido del espacio: la propiocepción de las máquinas.

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