Prólogo: Estás aquí.

Este documento no podría haber sido escrito sin la inspiración y las contribuciones meméticas de:

Terence McKenna Richard Dawkins Naval Ravikant Alastair Reynolds Neal Stephenson David Smith Satoshi Nakamoto

Siete de las diez mayores empresas del mundo están inmersas en una encarnizada batalla por controlar la capa fundamental del futuro de Internet. Con un "market cap" combinado de 12,5 billones de dólares y cientos de miles de ingenieros de software y hardware, estas empresas compiten entre sí para desarrollar una capacidad clave: la computación espacial.

El objetivo es ayudar a los dispositivos digitales a comprender y navegar el mundo físico. Es un requisito previo para el futuro del metaverso, la inteligencia artificial, la robótica y las ciudades inteligentes.

No se escatiman gastos. Las barreras entre el ámbito digital y el físico están siendo derribadas. En lugar de los humanos desapareciendo en mundos digitales, estamos convocando lo digital al mundo físico.

La computación espacial permitirá que la inteligencia artificial opere junto con la humanidad en el mundo real.

Pero hay un lado oscuro en esta carrera armamentista, uno que pone en juego nuestra propia libertad cognitiva. Se necesitan enormes cantidades de sensores y datos para construir el puente espacial, capturados a partir de una cantidad creciente de cámaras en nuestros espacios públicos, lugares de trabajo, nuestros hogares, - y nuestros rostros.

La industria de la computación espacial está creando un gigantesco aparato de vigilancia que será capaz de ver el mundo a través de nuestros ojos. Quien gane esta carrera armamentista estará en una posición de poder casi inimaginable para monitorear y modificar nuestros propios pensamientos.

Pero hay esperanza. El incipiente movimiento de descentralización y la invención de la moneda criptográfica han creado una pequeña ventana para que las personas, y el poder del libre mercado, compitan con la oligarquía tecnológica.

La civilización se encuentra en una encrucijada, donde nuestra acción colectiva determinará qué futuro heredará la humanidad. Esta es la década. Esta es la arena. Estás aquí.

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